Barinaga fue el jugador más regular del campeón. Su potencia y velocidad, además de sus 23 goles, lo catapultaron a ser figura
Su primera etapa con los colores de la Franja no había sido demasiado auspiciosa. Pero en esta ocasión, bien puede entrar en escena el refrán de que “el fútbol da revancha”. Cuando a comienzos de temporada Cristian Barinaga aterrizó nuevamente en Misiones, quedó claro que llegó otro jugador respecto de aquel del segundo semestre del 2008.
Potente, veloz y hábil con el correr de los partidos Barinaga se ganó el mote de valor insustituible, que lo llevó a convertirse en la principal figura del equipo. Apenas arrancó el certamen dio muestras de su cuota goleadora, a gusto en una nueva función: como segundo delantero.
Sus pasos por la B Nacional y Primera División terminaron de moldear a un futbolista que en sus arranques era volante por derecha y que, llamativamente antes de llegar a Guaraní, había dejado de jugar por problemas personales. Pero en esta temporada Barinaga explotó. Con la contención de allegados, también halló un sostén en su mujer, misionera ella, y el hijo que viene en camino. Así, Cristian se convirtió en el bombardero franjeado y su cosecha se robó todos los elogios al convertirse en el artillero de la campaña. Calentón dentro del campo de juego, fuera de este baja los decibeles y se anima a reflexionar. Pero, claro, lo suyo está en el césped, con el balón, donde en este sprint final halló un compadre ideal como Enzo Bruno, dupla que terminó imponiéndose como titular de acuerdo a la idea del técnico.
En una ocasión Cristian le confió a El Territorio sus ganas de vestir para siempre la camiseta franjeada si se consumaba el ascenso. Ayer se produjo el primer gesto cómplice entre ambos. Ahora Guaraní y Barinaga esperan que continúen las alegrías.
Teglia, el símbolo del perfil bajo
El interrogante quedó planteado. ¿Era Daniel Teglia el indicado para encarrilar al equipo a principios de año en reemplazo de Arsenio Ribeca? Nuevamente los ojos se posaron sobre un técnico ‘extranjero’ que desde hacía un buen período había dejado de dirigir, pero que contaba con buenos antecedentes.
¿Entonces? Teglia promulgó el bajo perfil y junto al preparador físico Daniel Bernard empezaron a imponer la idea, que de a poco se metió de lleno en los jugadores. Los mismos protagonistas remarcaron lo exigente que se mostró el DT en el trabajo. Y de inmediato comenzaron a llegar las respuestas en la cancha.
Igual, fue el propio Teglia el que le confió a El Territorio que “costó encontrar el equipo”. Pero más allá de esta realidad, quedó claro que Guaraní tiene la marca del juego que pregona su entrenador. Y que se afianzó aún más, con el dibujo que terminó jugando los playoffs y esta final.
Respaldado desde el vamos por el gerenciador Roberto Enríquez, el técnico descubrió a Posadas como un lugar en el que se “pueden hacer cosas y proyectar”, según sus propias palabras, más allá del gusto por el clima y el trato con la gente. Así, paso a paso, buscó la mejor forma del Guaraní 2012, movió fichas y no se “casó” con nadie a la hora de armar el once titular.
Hoy saborea el ascenso y diagrama lo que viene. Sabe que los desafíos recién empiezan.
UNO x UNO
Gonzalo Ponzio:
Con nivel de otra categoría, respondió como es habitual. Una lesión lo privó de las instancias decisivas.
Alberto Valdez:
El mimado de los hinchas, el Negro fue un baluarte de la Franja en toda la campaña.
Ariel Silva:
Su regreso hizo pasar desapercibida la inactividad. Otro puntal en la parte final.
Lucas Ramos:
Con altibajos, se recuperó de las expulsiones en un momento clave y terminó como caudillo en el final. final.
Mariano Medrano:
De lo mejor entre las incorporaciones. Rindió como central o lateral.
Diego Salvatierra:
Llegó en el receso y fue comodín, tanto de volante como de defensor.
G. García Chamut:
Buen ida y vuelta, sólo le faltó mayor pimienta en el arco rival.
Germán Gamarra:
Tardó en hacerse patrón, pero en la parte más caliente hizo valer su oficio.
Darío Cardozo:
A sus cualidades, le agregó confianza y terminó como titular y autor de un gol clave en la final. Grata proyección.
Ricardo Argañaraz:
Un buen aporte, desde su habilidad y goles. Fue socio de Bruno y Barinaga.
Cristian Barinaga:
Figura indiscutida, si bien a veces se excedió en la individual, dejó en claro que fue el As de Espadas.
Federico Cosentino:
Ingresó en un momento caliente y respondió con creces. Grata revelación.
Enzo Bruno:
Una zurda atrevida, cada vez que se propuso marcó diferencias. Gran aporte, sólo le faltó más gol.
Elián Kopp:
Se ganó la confianza y con su rapidez fue principal relevo.
Ezequiel Brzozowski:
Fue de mayor a menor. Es para tenerlo en cuenta.
Héctor Martínez:
En las pocas chances que dispuso debió luchar un poco más antes que jugar.
Pablo Ostrowski:
El segundo goleador del equipo, Pablo dejó en claro que maduró.
M. Escobar Fretes:
Arrancó como titular, con goles incluidos. Luego perdió el puesto pero sumó.
Daniel Juárez:
Era el 9, su rendimiento disminuyó y terminó como referente desde afuera.
Martín Yegros:
Con escasas chances, pudo aportar un tanto